Los gatos son conocidos por sus hábitos de aseo, son animales muy limpios que dedican un 25% del día a acicalarse.
La lengua del gato está cubierta por 290 papilas (espinas orientadas hacia atrás) que están formadas por queratina al igual que las uñas. Por eso si un gato te lame, parece que te dará la sensación de aspereza. Cada una recoge la saliva del gato cada vez que introduce la lengua en la boca.
Cuando el gato lame su pelaje, las papilas se introducen entre sus pelos y liberan la saliva sobre su piel.
El alivio que experimentan los gatos tras el aseo depende de si las papilas pueden penetrar en el pelaje hasta llegar a la piel.
Esto explica por qué a algunas especies de gatos domésticos, como los gatos persas de pelo largo, les cuesta mucho acicalarse. Las papilas tienen que llegar hasta la piel para disolver los aceites y el resto de materiales. Los gatos persas tienen un pelaje demasiado grueso como para que penetren las papilas. Como no pueden llegar a la piel, el gato no se puede asear por completo.
Esto reafirma la idea de que en el caso de gatos de pelo abundante y muy largo, es necesario que los cuidadores realicen un mantenimiento diario para evitar que el pelo se enrede y la piel se ensucie. En el caso de los persas (y otras razas de abundante y espeso pelo), son físicamente incapaces de hacer que sus pequeñas espinas en la lengua lleguen hasta su piel.
Para llegar a estas conclusiones se grabaron imágenes de alta velocidad de gatos lamiéndose y emplearon una técnica de tomografía computarizada, así como medidas de la potencia del lamido, para entender el mecanismo que se esconde detrás de cada lengüetazo gatuno.
También, analizaron las lenguas de seis especies diferentes de félidos –gato montés, puma, irbis, tigre y león– que recogieron después de su muerte. Con las mismas conclusiones que obtuvieron al analizar la lengua de los gatos, aunque con diferencias en cuanto al número de papilas ya que un tigre, por ejemplo, posee mayor número de ellas.
¿Qué te ha parecido este artículo? Curioso al menos saber cómo funciona la lengua de nuestros queridos gatitos.